Decía Tom Petty que algunos días son diamantes. Y otros son rocas. La vida es eso. Y ustedes, que me conocen, saben qué tipo de hilo toca escribir hoy. Y saben que preferiría no escribirlo. Éste es un día que, a cámara lenta, lleva acercándose desde hace dos meses. Dentro hilo.


Este hilo no trata sobre los motivos inmediatos, que son muchos y conocidos: presión por reabrir la economía, baja formación de los políticos, un sistema legislativo que permite pasarse la patata caliente y no hacer nada, falta de recursos económicos… asumamos todo eso.


Yo lo que realmente quiero es centrarme en la causa profunda de por qué ha pasado esto, y si se podría haber evitado. Por qué vimos venir un problema y, a pesar de que el problema era evidente, no fuimos capaces de cambiar de rumbo a tiempo y nos estrellamos contra las rocas.


Se lo explico con una metáfora: recordarán todos el Tsunami de Banda Aceh hará unos años. Poca broma, es uno de los sucesos con mayor número de muertos de la historia reciente: 167.000 muertos en 1 día. Bien, ahora quiero que se pongan mentalmente en esa playa.


Pongamos que la ola está a unos 10 km de la costa. Obviamente, la ven venir. Un tsunami como ese, en agua poco profunda, avanza a pocas decenas de km por hora, con lo cual esa ola quizás tarde media hora en llegar. Esa ola es el virus.


Lo que quiero que entiendan es que, en ese contexto, NADA puede parar la ola. Les recuerdo que es una ola de 30 metros de altura. Con lo cual, lo único a decidir es si prefieren morir en la playa, o intentar huir tierra adentro. Pero, saben qué? Que ir tierra adentro…


… tampoco sirve de nada: el tsunami entró 40 km tierra adentro en las peores zonas. Qué quiero decir? Que hay sucesos que son inexorables. En esa playa, aún no has muerto, pero de hecho, ya estás muerto. Es cuestión de tiempo. La pregunta es...


… si la segunda ola del Covid es un suceso desastroso de esa magnitud. Si es algo ante lo que la humanidad no puede salvo apechugar y recoger muertos del suelo. Pues bien, lo he pensado detenidamente, y creo sinceramente que NO, que era algo en gran medida evitable.


Se lo explico con otra historia. Yo siempre he sido bastante negativo respecto a la condición humana: pensaba que en todos los países se robaba. Que en todos los países la gente intentaba no pagar impuestos. Vamos, el refrán de que en todas partes cuecen habas.


Hasta que un día visité Japón, y empecé a trabajar para una empresa japonesa. Mira que había conocido alemanes, americanos, mexicanos y de otros lugares. Y en todos veía los mismos defectos, y por eso pensaba que todo el mundo era igual. Hasta que alquilé una bici en Kyoto.


Aprendí que en Japón las bicis no llevan candado. Alquilé una para visitar templos. Y, al llegar, la dejas en la calle, y nadie la roba. Y entras en el templo, dejas tus zapatos, e igual te tiras dos horas en el templo y al salir, oh sorpresa, tu bici está allí, con los zapatos.


Ese día, y muchos otros trabajando con japoneses, cambiaron mi opinión sobre la condición humana. No digo que los japoneses sean perfectos, pero claramente han conseguido, mediante cultura, ser más avanzados. Han decidido programarse el cerebro, entre todos, para ser más cívicos.


Otro ejemplo: en Japón se fomenta que los niños vayan solos al colegio. Por qué? Porque hace años el gobierno descubrió la idea de la “presión social”: si hay niños por la calle, todo el mundo se porta mejor y vigila más. Lean:

theatlantic.com/technology/arc…


Por qué explico esto? Muy simple: creo que nuestra respuesta al covid es un desastre porque nuestra cultura no gestiona bien el deber social y colectivo. Y, creo que otras culturas sencillamente son más avanzadas. No es que el virus nos tenga manía: es que somos malos.


Porque cuando dije “China ha superado el virus”, muchos me dijeron “ya, pero quién se cree a China”. Bien, acepto eso, pero Japón es una democracia. Veamos pues sus números. Ahí van: 126M de población, 1.495 muertos. España: 44M de población, 30.495 muertos.


Incluso aceptando los números de nuestro gobierno, por cada muerto en Japón han muerto 58 personas en España. Y elijo el país adrede: Japón como saben tiene una de las poblaciones más longevas de la tierra, y por tanto el covid se debería haber cebado en ellos.


Y además viven en ciudades densísimas. Con lo cual debería haber sido una carnicería. Y no lo ha sido. Insisto: 58 veces peores resultados. De largo los peores resultados de Europa. Y el hecho de que exista una realidad como Japón nos demuestra que esto era evitable.


Y esto me lleva a mi reflexión de hoy. La segunda ola era evitable, pero no por nosotros. Se podría haber hecho mejor? Claro, pero no en España. Nuestra cultura, nuestra política y nuestra forma de vivir y organizarnos, nuestro respeto a las normas, han alimentado esa ola.


He hablado muchas veces de derecho y deber. De cómo los españoles sobrevaloramos nuestros derechos e ignoramos los deberes que se derivan de ellos. Aquí tienen el resultado. O no es cierto que basta que anuncien confinamientos para que todo el mundo salga…


... a la carretera para irse a la segunda residencia? O no es cierto que basta que digas “todo el mundo con máscara” para que alguien diga “a mí tu no me das una orden”. O no es cierto que nuestros políticos, herederos de esa misma cultura de libertad y derechos, llevan décadas…


… tocándose los cojones, desmantelando servicios esenciales, y aquí no pasa nada? No ven que dos de los países con peores parámetros, los USA y España, son idénticos en que la gente no está dispuesta a ceder libertades en pro de un bien social común?


Y que en cambio países asiáticos, con resultados muy superiores, priorizan la disciplina social y la responsabilidad a la libertad? Y que tienen políticos con un sentido del deber a años luz del de Sánchez o Ayuso? Nosotros, España entera, alimentamos el virus. No se engañen.


Tú dile a un japonés que con un virus te fuiste de fin de semana. Que celebraste un cumple. Que tu ministro de Sanidad era el alcalde de no se qué pueblo y no tiene ni idea de salud. Que la ministra de exteriores fardaba de una estrategia de trazado y no había (ni hay) app.


La libertad, sin sentido del deber, mata. Y ya me pueden llamar fascista todo lo que quieran: Japón no es un país fascista, es un país disciplinado. Con lo cual, lo dicho, felicitémonos todos. Ahí viene la ola. Es un mal inexorable? Para nosotros, desde luego que sí.


Hemos sido nosotros, los ciudadanos, y los políticos, que al final están extraídos de esa misma sociedad con esos mismos valores, los que hemos fallado y dejado que el virus se reforzase. No hemos sido capaces de cambiar a tiempo. No sabemos.


Y lo preocupante es que esto en España es tradición. Somos un país especialista en perpetuar problemas, no en decir “esto no va, arreglémoslo”. Vuelvo a Japón: un país arrasado por una Guerra Atómica con 3M de muertos, que hizo las paces con su invasor, Estados Unidos.


Mientras, aquí, aún discutimos sobre si desenterrar o no al abuelo del 39. Sobre si queremos o no vivir juntos (nada, en Catalunya ese debate “sólo” se remonta a 300 años atrás). Sobre si deberíamos ser una monarquía o una república. Discusión? Toda. Avance? Ninguno.


Sería bueno que los 57.000 muertos que llevamos ya sirviesen de revulsivo. De catalizador social. Los países tienen una gran inercia cultural. Por eso necesitan revoluciones que los propulsen hacia adelante, hacia grandes cambios. Que remuevan consciencias.


Japón hizo ese salto con la Segunda Guerra Mundial. Francia con la revolución francesa. España hace tiempo que está pidiendo a gritos que dejemos de adorarnos tanto, nos miremos en el espejo, y que admitamos de una puñetera vez que lo que se refleja no funciona. d


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