En vista de la demanda de historias reales y trágicas que no se cuentan sobre el comunismo, hoy os voy a hablar de una de las mayores atrocidades cometidas por la URSS y el genocida y asesino de masas Stalin durante la Segunda Guerra Mundia: la masacre del bosque de Katyn. Al lío


Toda la élite política, oficiales del ejército, artistas e intelectuales de Polonia, fueron asesinados en un bosque próximo a la ciudad de Smolensk. En total 22000 personas fueron ejecutados con un tiro en la nuca (al estilo etarra) durante los meses de marzo y mayo de 1940.


Los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes. Los ejecutores de tal atrocidad fueron las NKVD, la siniestra y temida policía secreta soviética. Para Laventri Beria, jefe de la policía secreta soviética, los polacos eran "Permanentes e incorregibles enemigos del poder soviético"


Iosif Stalin firmó la orden donde se mandaba a la NKVD a juzgar a los detenidos en tribunales especiales, sin contar con su comparecencia y sin acta de acusación, mediante la mera producción de certificados de culpabilidad y que se les aplicara la pena de muerte por fusilamiento


Los comunistas rusos usaron pistolas alemanas Walther, armas que los nazis les habían entregado en grandes cantidades durante la invasión de Polonia de 1939. El Ejército Rojo prefería estas pistolas nazis, más fiables y cómodas, que las Tokarev TT-30 soviéticas. Al mismo tiempo,


si los cuerpos eran descubiertos, siempre podrían culpar a los nazis del crimen, pues la Walther era el arma reglamentaria de la Gestapo. Los condenados eran trasladados al bosque en camiones con diez presos en cada vehículo. Una vez allí, eran obligados a excavar su propia tumba


para posteriormente ser ejecutados y caer directamente en la fosa. En abril de 1943, unos conductores polacos que acompañaban a una unidad alemana fueron los primeros en descubrir las inmensas fosas comunes. Se encontraban en un terreno cubierto de pinos situado a unos 400 km al


oeste de Moscú. Según sus testimonios, el lugar servía a la NKVD como escenario de sus ejecuciones. Se habían levantado alambradas a su alrededor y estaba vigilado por centinelas Tras buscar intensamente, el oficial nazi Rudolf Christoph Freiherr von Gersdorff dio con las fosas


comunes. Más tarde, cuando el gobierno nazi lo consideró oportuno, hicieron público el descubrimiento. Con el permiso del ejército alemán, la Cruz Roja polaca examinó la zona e identificó a más de 4.000 oficiales polacos que habían sido capturados por los soviéticos durante 1939.


A partir de entonces comenzó el cruce de acusaciones sobre la autoría del crimen entre nazis y soviéticos, quienes negaron la mayor y acusaban a los nazis de haberlo cometido. Los aliados ingleses y americanos creyeron la versión soviética de los hechos y presionaron para que no


se investigaran los hechos. Con el fin de la guerra, se clasificó cualquier documento que hiciera referencia a los crímenes cometidos en Katyn. La censura del régimen comunista impedía incluso que se pronunciara ese nombre en público, y quienes lo hacían en privado se arriesgaban


a ser incluidos en las listas de la policía política polaca, la SB, y en algunos casos, incluso, acabar en la cárcel. A pesar de que tras la caída del bloque comunista se hallaron aún más fosas comunes, todavía se desconoce dónde están enterrados los cuerpos de 7.000 víctimas.


Moscú ha acabado reconociendo que la matanza se produjo, pero jamás ha admitido que fuera ni un crimen de guerra ni mucho menos un genocidio, un delito que nunca prescribe. Rusia jamás ha rehabilitado a las víctimas y se ha negado a reabrir los archivos. Deben sentir vergüenza.


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