Muchos me habéis preguntado por la seguridad y efectividad de las vacunas en sujetos inmunocomprometidos, o sea, quienes padecen alguna inmunodeficiencia, autoinmunidad o reciben algún tratamiento que genera inmunosupresión. Respondo abriendo hilo: #RS_Immuno #RS_Covid


Lo primero, los ensayos no se realizan con este tipo de individuos por lo que no tenemos evidencias reales de su efectividad y seguridad. Estas vendrán en la fase III expandida o la fase IV si fuera factible. ¿Y por qué no se incluyen? Sencillamente por el bien común +


y el bien de la medicina. El diseño de esta fase requiere que se incluyan pacientes que reflejan la población común. Y estos, además de que son un grupo minoritario, en algunos de ellos, debido a sus condicionantes, no podría observarse el posible efecto positivo de la vacuna.


Ello podría generar resultados negativos y llevar a la no autorización de la vacuna. O lo que es lo mismo, no seleccionar bien a los pacientes en la fase III puede hacer que esta fracase cuando la vacuna podría ser efectiva en un amplísimo grupo de la población.


Empecemos por las inmunodeficiencias primarias (las que nacemos con ellas, IDP), donde hay algún componente del sistema inmunitario (SI) que falta o no funciona, dejándonos con algún grado de indefensión ante los gérmenes que nos rodean todos los días.


Lo primero, se trata de un grupo de más de 300 afecciones diferentes que afectan el funcionamiento del sistema inmunitario. Podemos inferir que sin son 300, será difícil encontrar una regla común a todas. Cada una de ellas se clasifica como enfermedades poco frecuentes.


Los afectados pueden tener una amplia gama de síntomas que van de leves a muy graves, y esto depende del tipo de IDP que tenga la persona. Hasta la fecha los datos recopilados sobre COVID-19 en pacientes con IDP no apuntan a un mayor riesgo de contraer la enfermedad o +


en caso de infectarse, de mostrar sintomatologías graves. Pero ojo, cualquier virus respiratorio que pueda transmitirse de persona a persona puede representar un riesgo para los pacientes con IDP y estos deben extremar las precauciones.


Especial precaución, pacientes con complicaciones pulmonares, con sobrepeso, vejez, hipertensión, diabetes o cualquier enfermedad cardíaca, ya que “como en la población general” aumenta el riesgo de una infección más grave.


Vayamos a ver el efecto vacunal. Para pacientes con IDP más leves, es probable una respuesta normal a la vacuna. Los pacientes con IDP de anticuerpos, por definición no pueden producir respuestas de anticuerpos.


Ello no significa que no puedan producir eficientes linfocitos citotóxicos y por consiguiente responder con inmunidad tras la infección o vacunación. De hecho, este tipo de pacientes generan inmunidad tras vacunarse contra todos los virus ¿por qué no vacunarse contra SARS-CoV-2?


OJO, si bien la terapia de substitución con inmunoglobulinas en pacientes con déficits de anticuerpos brinda protección contra una amplia gama de infecciones, no garantiza la inmunidad contra COVID-19.


Pero aquellos sujetos con inmunodeficiencias combinadas, no tendrán una buena respuesta ni de anticuerpos ni de las células T a la vacuna y en ellos no tiene ningún sentido vacunar. Para estas personas, una vacuna no viva es "segura" pero no ofrecerá protección contra COVID-19.


Hay un dato alentador para los pacientes con IDP, una vacuna significa el probable desarrollo de una sólida inmunidad colectiva, con dos connotaciones: a) protegiéndolos al reducir la cantidad de virus que circula en la comunidad;


b) también significará niveles elevados de anticuerpos en los donantes de plasma, que son la base para la terapia de reemplazo de inmunoglobulinas. Otro de los motivos que hace que no se incluyan en los ensayos clínicos es que estos pacientes no son buenos candidatos para ser +


evaluados con pruebas serológicas (de anticuerpos). Hasta ahora no hay ninguna prueba disponible para la inmunidad basada en células T helper y citotóxicas, pero, con lo importantes que son, sin duda en el futuro estarán disponibles.


Para este colectivo, las vacunas con coronavirus muertos (inactivadas), de péptidos o las de ARNm deben ser completamente seguras. Aunque cabe mencionar que todavía falta un seguimiento a largo plazo de la eficacia y la tolerancia / efectos secundarios.


A mi juicio, las vacunas con Adenovirus vivos serán muy seguras para un amplio grupo de pacientes con IDP, pero para otros con IDP más severas hay otras opciones más adecuadas. Aunque ya sabéis, los pacientes con PID siempre deben consultar a su médico antes de recibir vacunas.


Para terminar, pasamos ahora a los pacientes con sistemas inmunitarios comprometidos, ya sea debido a la quimioterapia, trasplantados tratados con inmunosupresores o pacientes con inmunodeficiencia iatrogénica (debida a fármacos) o la infección por el virus del sida.


A juicio de muchos inmunólogos, estos deben planificar su vacunación en cuanto tengan la oportunidad. Así de rotundo. Espero haber solucionado dudas y gracias por leerme.


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