Muchos se toman esta polémica de si la carne es mala para nuestra salud y para el planeta a broma, y hacen mal. En este hilo voy a explicar cómo esto, lejos de ser una chaladura de cuatro pijos con mucho tiempo libre, esconde un ataque muy serio a nuestra libertad y prosperidad.
Gente como Alberto Garzón, Greta Thunberg y en general todo político y activista de las nuevas religiones colectivistas (ambientalismo, feminismo, igualitarismo...) son solo marionetas de una agenda organizada y coordinada globalmente para erradicar la clase media de Occidente.
Durante miles de años el consumo de carne fue algo extraordinario a lo que pocos tenían acceso. Una de las razones por las que hoy disfrutamos de la mayor calidad y esperanza de vida en la historia es porque la carne dejó de ser un producto reservado a unos pocos privilegiados.
El capitalismo en Occidente hizo posible lo que era inimaginable: que hasta un pobre pueda ir a un restaurante y comerse una hamburguesa por 1$ Y sí: no será la mejor comida del planeta, pero es infinitamente mejor que lo que conoció la humanidad en los 200 siglos anteriores.
Si un hombre de la edad media viera que ahora se puede comer un Big Mac sin tener que trabajar días para poder llevar ese trozo de carne a su mesa, y que hoy estamos discutiendo si eso debería prohibirse, pensaría que nos hemos vuelto locos o imb3ciles. Y estaría en lo cierto.
Igual que pensaría un obrero de la revolución industrial ante las "alertas" sobre la contaminación en los países desarrollados, CON MUCHO los menos contaminantes del globo, después de soportar el ambiente insalubre de la industria del s.XVIII para llevar un pedazo de pan a casa.
Occidente está sufriendo un ataque brutal por parte de quienes odian que hoy hasta el más humilde trabajador pueda dar educación a sus hijos, tener su propio coche, irse de vacaciones o comerse un chuletón Élites clasistas que se sirven del colectivismo para acabar con todo eso.
Solo hay que ver en España el cariz de las leyes que los políticos -marionetas de esas élites- están aprobando. Todas van (e irán) encaminadas a convertir la educación de calidad, la autonomía de movimiento, el consumo de luz, de carne, etc. en lujos al alcance de unos pocos.
¿O es que creéis que, cuando hayan prohibido vía impuestos viajar en avión, Alberto Garzón no seguirá yéndose un mes a Nueva Zelanda? ¿O que Greta no seguirá subiéndose a catamaranes de multimillonarios para sermonearnos sobre lo egoístas y mala gente que somos?
¿Creéis que Bill Gates enviará a sus hijos a un instituto público cuando la enseñanza sea una mera granja de borregos que pasarán de curso aunque no estudien nada? ¿Creéis que Pedro Sánchez cogerá una bicicleta cuando nos hayan prohibido circular por nuestras propias ciudades?
Bajo la fachada de un mundo más habitable, más justo, más igualitario... se oculta un proyecto para levantar un nuevo infierno en la tierra: un mundo de parias esclavizados y dominados por una élite minoritaria que será la única que tenga acceso a todos los lujos y privilegios.
Y en ese proyecto el colectivismo juega un papel fundamental al promover el sometimiento de los intereses individuales "al interés común" (en realidad el interés de una élite muy concreta), para que una sociedad totalmente hastiada e idi0tizada abrace su propio empobrecimiento.
La consecuencia es que hoy millones de personas se creen "revolucionarios" y "aliados del pueblo" cuando en realidad apoyan políticas que provocan más pobreza, más desigualdad y más poder para las élites. Si los políticos son las marionetas, ellos son el gallinero que aplaude.
Si no eliminamos de raíz este mantra globalista de criminalizar el consumo de carne, a la vuelta de unos años (pocos, porque esto avanza a un ritmo brutal) asistiremos un hecho sin precedentes: leyes que persigan a quienes fabrican alimento y que penalicen a quien lo consuma.
Y quien crea que exagero, que recuerde cómo hemos aceptado que los gobiernos nos limiten la movilidad (prohibicion del diesel, impuestos billetes avión), el consumo eléctrico (cierre de nucleares, factura más cara de la historia), etc. Barbaridades al amparo del "medioambiente".