La crisis socioecológica nos acompañará toda nuestra vida, la vida de nuestros hijos y la de nuestros nietos. A medida que la realidad nos ponga cada vez más ante decisiones difíciles, los debates se volverán más intensos. Y estos son complejos y lo serán mucho más [hilo laargo]


Escribo este hilo a raíz del artículo de @clementealvarez sobre colapsismo. Que ha recibido críticas que me parecen desacertadas. En este hilo intentaré clarificar un poco lo que está en juego con la cuestión del colapsismo:


Antes de nada, incluso un hilo pesadamente largo como este será una suma de puntas del iceberg simplificadas que esconden muchos matices, referencias sin citar, lecturas o dudas que no caben en un espacio como twitter. Tomémonos esto como lo que es sin pedirle peras al olmo.


Del mismo modo, las ideas son herramientas, no equipos de fútbol de los que ser forofos. Es normal que se defiendan con pasión, pues ponemos mucha vida en ello. Pero criticar una idea no implica atacar a una persona.


Y por supuesto, aunque Twitter funcione para fomentar el beef, se puede discrepar, y mucho, sin que eso tenga que traducirse en una mala relación personal o en incapacidad para hacer políticas juntas cuando toque.


Dichas estas cosas obvias pero que conviene siempre aclarar, creo que el artículo de @clementealvarez, con todas las limitaciones de espacio de un texto de menos de 2.000 palabras, presenta un mapa simplificado pero útil de un debate urgente.


Por supuesto hay otros debates candentes alrededor de la crisis ecológica. Muchísimos. ¿Es el capitalismo compatible con la sostenibilidad o es necesario transitar hacia alguna forma de poscapitalismo o ecosocialismo? ¿Soberanía local o gobernanza global? ¿Geoingenieria sí o no?


¿Debemos hacerlo con más democracia, como plantea Krznaric en El buen ancestro, o con menos, según la hipotesis ecoestalinista de Harich en Comunismo sin crecimiento? ¿Desde el antropocentrismo o el biocentrismo?


Esta tablita la usé para un curso de verano el año pasado y aún así me dejé fuera muchas cosas. Y ojo: cada uno de estos debates es un universo. Baste pensar en lo que puede dar de sí la reflexión sobre ir más allá del capitalismo.


Toda esta maraña de debates se da entremezclada y el resultado son posiciones muy diversas sobre temas con vasos comunicantes, sí, pero también distintos. Y en la que una misma persona puede variar de posición según los contextos o los matices que permita un formato comunicativo


En este magma, el debate sobre el colapso no solo no es falso sino que se está imponiendo como un debate urgente. El interés de @clementealvarez es sintomático de una inquietud colectiva. Por eso es bueno que salga en las páginas de @elpais_espana con diferentes enfoques.


Y por cierto, recriminar a los periodistas cuáles son los debates que se deben priorizar es la peor manera de intentar marcar la agenda pública. La discusión socialmente relevante no se puede exigir, solo incentivar. Y si no gusta un enfoque o un debate, pues no se participa.


La razón de fondo del interés del debate es el encuentro desconcertante entre una creciente demanda social de orientación ante la crisis ecológica y el discurso colapsista, que tiene un peso importante, y no sin razón, en la producción intelectual del ecologismo en España.


Es verdad que la ética "colapsista" puede ser inexacta, como lo son todas. Luego entraré en matices. Pero sin duda con su brocha gorda nombra un espectro ideológico importante y reconocible en el ecologismo y muchas de sus figurar más destacadas.


En un tuit @amturiel defiende que no es colapsista aunque en el artículo le catalogan así. Creo que es una buena noticia política que un buen científico y un divulgador influyente como Antonio no se defina como colapsita, porque…


...como argumentaré después, el colapsismo, más allá de una pequeña dosis que puede jugar su papel, nos bloquea políticamente en una década absolutamente decisiva para la transición ecológica justa. Pero, en los debates públicos siempre hay que tener en cuenta…


... que casi más importante que nuestra autoadscripción personal es como nos percibe el resto, y eso no tiene porqué coincidir. La imagen que proyectamos, sea o no intencional, es algo de lo que hay que hacerse cargo en nuestras estrategias.


¡Por más que @htejero_ y yo repitamos hasta la saciedad que el GND no es capitalismo verde, o que el debate GND-decrecimiento es erróneo, no faltarán voces que nos acusen de agentes secretos del greenwashing capitalista! Es lo que hay, mejor tomárselo con humor.


Volvamos al colapsismo. Intentemos definir el asunto mínimamente. El colapsismo es una corriente ideológica que considera el colapso ecológico de la sociedad industrial como algo seguro o al menos altamente probable.


Es importante destacar que el colapsismo es ideología, no ciencia, aunque tenga fundamento científico. Esto no es una crítica al colapsismo porque es imposible intervenir en la realidad social sin esquemas ideológicos. Mi posición posibilista, por supuesto, también es ideológica


Esto es, el colapsismo es un modo de ver el mundo que responde, además de a unos datos, a unos compromisos morales y políticos, a unos afectos, a unos mitos, hasta a un régimen estético y que produce, más que ninguna otra cosa, un estado de ánimo colectivo y una identidad.


Por supuesto el colapsismo no es una escuela cerrada, sino más bien una red de discurso convergente, aunque tiene ya quién lo pretende sistematizar (como el libro Colapsología) y foros con mucha presencia, como la revista 15-15-15


Como en toda ideología, en el colapsismo hay muchísima diversidad interna, que debate entre lo seguro o no del colapso, sobre si conciben el colapso en un sentido fuerte (rápido y global) o difuso (lento y desigual) o si este es más tragedia o es más oportunidad:


Casi todas las posiciones que salen de esta tabla tienen alguna presencia en el debate ecologista. @amturiel decía en un tuit que todo el mundo quería evitar el colapso... En su caso es así, pero de todo hay en la viña del señor, ¡incluso uvas! (que diría el rapero DobleH!


A continuación dedico unos tuits a recoger citas de compañeros colapsistas que ilustran un poco esta galaxia ideológica. Digo compañeros porque muchos son ecologistas honestos con trabajos serios. El hilo sigue un poquito más…


Pido precaución porque toda cita es un truco que saca palabras fuera de contexto. Pero sirve para evitar las acusaciones de que discutimos un "hombre de paja". Además, estas citas reflejan el lado más problemático del colapsismo: el paso a la acción política.


Pero, como digo siempre, en el colapsismo hay trabajos científicos serios que, en el plano del diagnóstico, conviene estudiar. Es mérito suyo, contra viento y marea, haber puesto el acento en la crisis energética y los límites minerales, dos asuntos estratégicos y poco debatidos.


Con sus muchas diferencias y matices internos, la ideología colapsista comparte ciertos parecidos de familia que pueden sintetizarse en la siguiente lista:


Como anécdota curiosa, de modo poético casi todos los tópicos del estado de ánimo colapsista (sentido degenerativo de la historia, impotencia política -"El siglo XXI sobra"-) están contenidos en la letra de esta canción recogida en la revista 15/15\15:

15-15-15.org/webzine/2022/0…


La recepción social del colapsismo es, curiosamente, ambigua: genera rechazo por la predominancia de imaginarios tecno-optimistas, pero al mismo tiempo casa como un guante con un mundo cultural neoliberal de “cancelación del futuro” y narrativas distópicas.


Como contrapeso a las fantasías delirantes de terraformar Marte, el colapsismo, en su justa dosis, puede tener un papel discursivo valioso. También como voz de alarma ante una situación difícil que, si lo hacemos todo muy mal, puede desembocar en eso que llaman colapso.


Pero el colapsismo está generando rechazo fuerte también entre discursos ecologistas transformadores que no se hacen ilusiones milagrosas sobre la tecnología (aunque no son tecnófobos) e inciden en que la solución pasa por cambios sociales de calado. Las razones suelen ser dos:


a) Falta de consenso científico fuerte que demuestre sin incertidumbres las conclusiones colapsistas. b) Sensación de desarme e impotencia política para enfrentar la crisis ecológica. Paso aquí a dedicar un par de tuits a mi historia personal, que suma otros dos factores.


Me considero ex-colapsista. En 2003 conocí los trabajos de Pedro Prieto y @Peaknik sobre peak oil en su magnífica web Crisis Energética. Tanto a mí como a los amigos anarquistas con los que militaba nos cambió la vida y nos volcamos obsesivamente con la anticipación al colapso.


Durante años nos formamos en el tema. Montamos un colectivo que era una iniciativa en transición (Rompe el Círculo) antes de saber que estas existían. Estuve en el legendario congreso de Barbastro en 2011. Conocí a @JorgeRiechmann, lo más parecido a un maestro (y buen amigo).


Aunque nos asustaba el horizonte de colapso, también, como muchos colapsitas, mezclabamos la angustia ante un futuro en quiebra con una cierta esperanza en que el colapso permitiría la emergencia de una sociedad libertaria más local, más libre, más igualitaria y comunal.


El impacto fue tan grande que decidí hacer mi tesis doctoral sobre el caso cubano, considerado en el mundo colapsista como un laboratorio de peak oil exitoso. Obtuve una FPU y dediqué 6 años de mi vida a estudiarlo en profundidad, y viví en Cuba 9 meses haciendo trabajo de campo


Cuba fue, sin duda, un primer golpe. El discurso colapsista había idealizado el caso cubano. Cuba sobrevivió a una crisis energética extrema pero las ilusiones de ver en el colapso una oportunidad libertaria se desvanecieron. El Periodo especial fue sufrimiento y dolor.


La revolución cubana se hizo más sostenible a la fuerza, por supervivencia, pero muchas políticas que el ecologismo admiraba se revertieron a la mínima oportunidad. Y la supervivencia combinó rasgos socialistas con una normalización capitalista de la economía cubana.


Sobre esto, tengo una tesis de mil paginillas de nada que se puede descargar gratis en este enlace. Y un libro resumen, más llevadero, publicado por Catarata-FUHEM (Opción Cero):

enfantsperdidos.files.wordpress.com/2016/02/tesis-…


El segundo golpe es que la crisis de 2008, con su alza brutal de precios del petróleo, alimentó nuestras ilusiones de que el colapso era inminente. Pero no llegó el colapso, llegó el 15M, esto es, una crisis de régimen y la posibilidad de hacer política en un escenario abierto.


En ese contexto logramos que la candidatura municipalista llevara una iniciativa en transición en el centro de su programa. Logramos gobernar gracias a la ola del primer Podemos. Seis meses después, era Director Técnico de Medio Ambiente de Móstoles.


Y en esos años descubrí y sufrí, de un modo bastante especial, eso que hoy aleja a muchos ecologistas del colapsismo. Este es estéril para plantear políticas viables en las instituciones realmente existentes y con el pueblo que hoy somos.


En busca de orientación, amplié lecturas y fui descubriendo que, si bien el colapsismo apunta a fenómenos y tendencias materiales muy preocupantes, el consenso científico sobre la cuestión energética o mineral estaba mucho menos cerrado que, por ejemplo, el consenso climático.


Cuña bio-ñoña: aquí el papel de @htejero_ fue clave. Siempre bromeamos que él me llevó de la energía al clima y yo le lleve del anarquismo al Estado. Ahora él es diputado y yo antropólogo climático. Qué cosas.


Pero más allá de que el colapsismo apueste duro sobre algunos aspectos científicos sin consenso y lleve a un callejón sin salida político, hay todo un conjunto de argumentos de índole teórica que me parecen mucho más importantes para el debate.


Algunas personas llevamos un tiempo trabajando colectivamente en esto, que nos parece que esconde el meollo del asunto. Espero que pronto podamos presentar algunos artículos y libros más trabajados. Esto es un adelanto telegráfico ultrasimplificado:


Al margen de los datos científicos, el colapsismo suele conllevar toda una serie de tics teóricos que conducen a sus posiciones a un punto muerto político inoperante en el mejor de los casos, peligroso en el peor. Son los que siguen:


Problemas de: i) definición de colapso; ii) epistemología; iii) filosofía de la historia; iv) ontología holística; v) positivismo cientificista; vi) presupuestos políticos fallidos.


Ya sé que el hilo está siendo insultantemente largo hasta para un brasas como yo, pero le doy un poquito más para no dejar esto en el aire y fundamentarlo mínimamente. Por supuesto, siempre pueden aburrirse y pasar de mis chapas.


Problemas de definición: el concepto que maneja el colapsismo de colapso es muy vago. Se apoyan en Tainter y la pérdida de complejidad social, pero Tainter está sociológicamente muy cuestionado por su funcionalismo. Y complejidad es un término comodín que sirve de poco.


¿Por qué hablar de colapso y no de crisis, decadencia, mutación o cambio? Desde hace tiempo vengo defendiendo que un uso riguroso del término colapso exige que este se refiera a procesos muy rápidos en términos históricos, destructivos e irreversibles.


Yves Cochet define el colapso como un momento “en el que la población no puede cubrir sus necesidades básicas”. La imagen capta bien lo que la mayoría de los colapsistas proyectan. Y hace que el concepto de Estado fallido pueda servir para acotarlo un poco.


Esto rima bien además con el componente libertario del colapsismo, que piensa que con toda su carga de tragedia el colapso también es una ocasión para la resiliencia comunitaria. Puede pensarse que esta declinación libertaria es accidental, pero…


…a pesar de que todas las tendencias de nuestro orden social lo harían aparecer como una solución lógica, no existen discursos colapsistas que defiendan una fuerte militarización social para sobrevivir. La letra pequeña libertaria es un rasgo fuerte de la ideología colapsista.


Pues definido como Estado fallido, propuesta que muchos colapsistas no asumen pero que introduciría un poco de rigor categorial en el debate, no hay ninguna razón para derivar la proliferación de Estados fallidos como consecuencia obligatoria de nuestra crisis energética.


Los problemas epistemológicos. La antropología ha realizado muy buenos estudios de campo sobre cómo se construye el problema climático (como este libro de Barnes y Dove) que detectan interferencias epistemológicas entre ciencias naturales y sociales con impactos políticos.


Cuando los científicos naturales incursionan en las ciencias sociales suelen cometer tres tipos de errores comunes: errores en los cambios de escala, errores de atribución (aislar una causa destaca y darle prioridad) y actitudes ante la predicción infundadas.


Ello deriva en lecturas de la dimensión social de la crisis ecológica propensas al determinismo, al mecanicismo y el reduccionismo. Por ello, independientemente de la calidad de sus investigaciones como científicos naturales...


...la traslación espontánea de los enfoques biofísicos a lo social, a la que el colapsismo es tan propenso, es una fuente segura de malos análisis sociológicos y pésimas intervenciones políticas (como la historia del marxismo vulgar demuestra si cambiar energía por economía).


Al igual que el marxismo, el colapsismo ha caído en la tentación de abrazar una filosofía de la historia. Con los mismos falsos atajos de pensar que se puede anticipar el sentido de los acontecimientos ya que estos siguen un argumento cósmico, que en el caso del colapsismo…


…ya no sería ascendente (desarrollo de las fuerzas productivas) sino descendente (la próxima Edad Media, el otoño de la civilización). Pero como dice Fernández Liria “tras eso que nombramos con la palabra Historia nos encontramos con coyunturas y no, precisamente, leyes”.


El problema ontológico del holismo, de pensar el mundo como si todo estuviera unido con todo y todo fuera el engranaje de una totalidad expresiva, arroja al colapsismo a todo tipo de aporías filosóficas que conducen a razonamientos viciados.


Simplificando, además de reforzar el determinismo y el reduccionismo, hace pensar cada pequeña turbulencia socioecológica como el desencadenante de un efecto dominó sistémico. E imagina la transición como una explosión revolucionaria total. Ambas premisas son falsas.


Respecto al positivismo cientificista, el colapsismo maneja una idea profundamente naif del peso que la ciencia en particular, y la “verdad” en general, tiene en los procesos de construcción de subjetividades políticas y en las transformaciones sociales asociadas a ellas.


Una idea del papel de la ciencia que contradice lo mucho que ya ha demostrado la psicología, la sociología, la antropología y la ciencia política sobre cómo funciona la acción social. Es una asunción burda de la teoría del actor racional que solo puede llevar a la frustración.


Y ya por ir cerrando, entre los presupuestos políticos fallidos que el colapsismo promueve quiero destacar dos. Uno es la creencia en eso que he llamado anarquismo termodinámico, y es pensar que el empobrecimiento energético va a facilitar estructuras de poder descentralizadas.


Partiendo de la base de que lo pequeño puede ser hermoso pero también puede ser brutal y opresivo, el argumento es inconsistente desde muchos puntos de vista. Como explica Ernest García en Ecología e igualdad, más bien habría que pensar lo contrario.


Salvo que se crea en la posibilidad de fundar una república de santos, era la promesa de la abundancia la base de los sueños materialistas de una modernidad post-estatal. La escasez en ciernes vuelve al Estado una entidad de regulación “inextinguible” e “inabolible”.


Pero el presupuesto político fallido más comprometedor del colapsismo está en su misma base conceptual: pensar que la energía (o cualquier otra realidad material) va a generar efectos políticos sin pasar por la política, y sin verse modificada por su autonomía relativa.


Lo que sea que se vaya dando en eso que el colapsismo llaman colapso lo iremos construyendo en disputas políticas en juego, con un alto componente coyuntural, que si bien no lo pueden todo ofrecen márgenes de acción amplios para dirimir entre opciones con implicaciones distintas


Y no se trata solo de colapsar mejor/peor. Se trata de mantener muchas de las conquistas emancipadoras de la modernidad, e incluso ampliarlas, mediante cambios sociales que si bien son profundos no son muy distintos a los que pudieron hacer antes mujeres y hombres como nosotros.


No me cabe duda que los colapsistas más lúcidos son perfectamente conscientes de ello. El debate sobre el colapsismo tiene mucho sentido porque interpela a una parte importante del ecologismo sobre si los métodos que despliegan no pueden ser políticamente contraproducentes...


…precisamente para evitar el colapso. Y más en un contexto histórico de disputa política en la que los negacionistas de la igualdad humana tienen todo el viento cultural y político a su favor. Pero eso (como la cuestión de que decir “abajo el capitalismo” es una banalidad)...


… ya en otro hilo o texto futuro, que ya he abusado mucho de la paciencia de quién haya llegado hasta aquí. Gracias por la lectura y siento no poder contestar como debiera, que ando unas semanas un poco desconectado [fin].


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